Puede ser que en algún momento de tu vida hayas sabido de alguien cercano que parecía estar sufriendo un ataque al corazón, que fue llevado con urgencia al hospital. Pero una vez ante el médico, este declara que la persona en cuestión no está sufriendo un ataque al corazón, sino “uno de nervios”. Los psicólogos le llamamos crisis de ansiedad.
Es bastante común que esta crisis se llegue a confundir con un ataque cardíaco, pues los síntomas son intensos y se presentan de un momento a otro, esto causa miedo en la persona que lo padece y a quienes lo rodean… Lo que a su vez hace al individuo más susceptible a los síntomas de la crisis y entonces entra en un círculo vicioso.
Así es. El miedo a estar ansiosos nos provoca ansiedad.
Algunos de los síntomas que puede experimentar la víctima son:
Taquicardia, palpitaciones o aumento de la frecuencia cardíaca.
Sudoración y escalofríos, a veces acompañada de temblores.
Sensación de falta de aire, la respiración se vuelve rápida.
Sensación de presión en el pecho.
Nauseas.
Mareos o sensación de desmayo.
Hormigueo o entumecimiento de extremidades.
Sensación de estar perdiendo la razón, o bien, pensamientos catastróficos.
Hay algunos autores que mencionan que para que el padecimiento pueda calificarse como una crisis de ansiedad, debe haber al menos 4 de los síntomas mencionados. Si llegas a experimentar solo uno o dos de ellos, deberías descartar cualquier posibilidad de una enfermedad de origen orgánico y, por supuesto, contemplar la opción de consultar también a un profesional de la salud que te ayude a desarrollar herramientas para el manejo de la ansiedad.
¡No ignores las señales! Elige estar bien.