
La inteligencia emocional es una habilidad,
no un rasgo.
Las habilidades se pueden aprender.
Alguna vez te has preguntado ¿Qué es eso que sientes?
Qué es esa sensación, emoción, que nos hace feliz, nos agobia o enfurece? O mejor aún en qué momento o cómo es que le ponemos nombre a eso que sentimos y cómo es que explicamos aquello que traemos dentro para que podamos entendernos unos a otros.
Cuando somos niños nos enseñan a hablar, caminar, observar, manipular objetos, realizar actividades concretas entre otras. Crecemos aprendiendo a través de la observación y la imitación de todo aquello que nos llama la atención y como seres moldeables ante las reglas de una sociedad. Sin embargo como es que aprendemos a comunicar lo que sentimos? Como tú! Aprendiste a expresar y compartir todo aquello que sientes de una manera asertiva? En qué parte de todo ese aprendizaje nuestros padres dedicaron un tiempo para enseñarnos a expresar nuestro enojo, tristeza, alegría y todo aquello que íbamos sintiendo y descubriendo al ir creciendo y ser una persona libre emocionalmente.
En la actualidad existen muchas situaciones de ansiedad, hiperactividad, miedos irracionales y frustraciones derivadas de emociones reprimidas debido a la falta de conocimiento del cómo expresar lo que sentimos en el momento adecuado, tómate unos segundos para reflexionar y pregúntate cómo aprendiste qué era la alegría, la tristeza o si era enojo? O melancolía? Y como es que le estas enseñando a tus hijos a comunicar sus emociones.
En realidad sabemos que es lo que está pasando por la vida de nuestros niños en este momento a nivel emocional? O solo con verlos tenemos la certeza de que están bien y que su desarrollo es óptimo?
Hoy en día, se ha estudiado mucho acerca de la educación emocional porque la misma rutina y las exigencias diarias nos han orillado a hacer a un lado el estado emocional supliendo nuestras necesidades básicas con objetos o situaciones externas que a la larga nos llevan a padecer algo tan común como lo es el estrés y esto se deriva de la educación emocional que hemos tenido desde la infancia.
Los niños de hoy se encuentran bajo una presión ambiental envuelta de exigencias académicas, personales y sociales que en ocasiones causan dificultades para desenvolverse debido a que están en una etapa de aprendizaje y conocimiento y es por ello que es sumamente importante darle el justo valor a toda emoción desde la concepción y nacimiento ya que esto puede hacer la diferencia a lo largo de la vida de cualquier persona, pensemos cuál sería la diferencia si existiera educación, control y conocimiento de las emociones, el cómo serían las relaciones interpersonales no solo en los niños si no en de toda persona no importando la edad.
Las emociones y sentimientos son muy importantes ya que es una base para el desarrollo y la toma de decisiones en la vida.
Como padres o personas a cargo solemos reprimir las emociones de los niños no porque no nos importen si no porque es así como nosotros también aprendimos la manera de cómo se hacían las cosas al decir “los niños no lloran” ” si lloras nadie te va a querer” y crecemos con la idea de que expresar a través de lágrimas, enojo o tristeza lo que sentimos está mal lo que ocasiona que a largo plazo exista mala comunicación, miedo a decir lo que sentimos hasta condiciones más severas que pueden tener consecuencias mayores ya en entorno personal, familiar y social.
Y se preguntaran cómo es que podemos aprender a comunicar nuestras emociones, pues todo es a base de constancia y dedicación por medio de conocernos para después apoyar a quienes nos rodean en especial a nuestros niños a desarrollar esta habilidad como parte de sus fortalezas y potenciales.
Autoconocimiento. Tener la capacidad de reconocer y entender en uno mismo las propias emociones, así como las reacciones que esta misma tiene sobre nosotros o con los demás; de esta manera logramos ser más sensibles y empáticos con situaciones que nos rodean y a la vez tener un mayor autoconfianza.
Autocontrol emocional. Se refiere a entrenar lo que sentimos para no dejarnos llevar solo por la emoción sino conocerla y saber que es mejor buscar un momento de calma y actuar, de esta manera nos hacemos responsables de nuestros propios sentimientos y actos. Los niños que poseen esta habilidad se convierten en personas integras, honestas libres de ansiedad y miedos irracionales y que en su momento pueden delimitar objetivos de vida.
Automotivación. Más que un trabajo diario es un hábito saludable que nos hace tener persistencia hacia lo que deseamos, búsqueda positiva y crear entusiasmo en nuestros actos y lo más importante autonomía desde pequeños. El saber motivarnos desde niños a través de la creatividad e imaginación empodera a toda persona a querer lograr por sí mismo todo aquello que tiene en mente en combinación con emociones asertivas hacia el mismo y hacia lo que lo rodea.
Las emociones forman parte de nuestro sistema y una de sus funciones es orientarnos, apoyarnos y definirnos como personas únicas porque aunque todos podemos experimentar amor, alegría, tristeza, enojo por mencionar algunos cada uno de nosotros reacciona de manera diferente lo que nos hace ser auténticos y tener una salud más integral.
Reconocer y expresar lo que sentimos sin miedo a ser juzgados confiando en que para nosotros es lo mejor, nos dará las herramientas emocionales que necesitamos para mejorar nuestras relaciones personales, laborales y complementar nuestra vida.
Dentro de la educación emocional existen factores claves para desarrollar estas habilidades y poco a poco crear una comunicación emocional con nuestra familia, amigos y gente que nos rodea, apoyándonos unos a otros a aprender a conocer, ser, hacer y convivir para favorecer las relaciones sociales que en la actualidad son parte de una evolución global.
Podemos iniciar respondiendo algunas de las siguientes preguntas
¿Qué me causa alegría?
¿Qué me hace sentir miedo?
¿Qué me hace enojar?
¿Cuál es mi mayor motivación en la vida?
¿Qué me hace sentir odio?
¿En qué situaciones me siento estresado?
¿En qué parte de mi cuerpo siento la tristeza?
Ahora bien, mi familia tiene conocimiento de esto? Y cómo es que se lo hago saber?
Una vez identificadas algunas de tus emociones podrás analizar el cómo reaccionas ante cada una de ellas y trabajar en el autocontrol y la asertividad para comunicarlas con libertad.
Con estos consejos básicos podemos apoyar la educación emocional de los niños por medio de la realización propia y fomentar desde pequeños la importancia de las emociones y sentimientos para crear una autoestima, confianza y desarrollo positivo en cada uno de ellos.
¡La autoexploración emocional puede ser el ejercicio del presente para nuestros actos del mañana!
1 Comment
De acuerdo con lo que apuntas, es muy importante, primero
aprender a identificar las emociones y en seguida aprender a comunicarlas, cosa
que no está regularmente bien recibida en nuestra sociedad, esto es parte creo,
de la idiosincrasia del esclavo que heredamos desde la conquista española, tan
sencillo como cuando te llaman, por lo regular contestas con un
“mande” en lugar de un “dime”; lo importante es que
nosotros aprendamos estas habilidades y promovamos que los demás lo hagan, en
mi caso muy especial mis hijos.