
Vivimos en una época donde los celulares y las tablets son artículos casi de primera necesidad en los hogares. Nuestros niños están en contacto con la tecnología desde que nacen, y a muy corta edad llegan a dominar estos aparatos que forman parte de su vida diaria. Pero, la pregunta es ¿es bueno o malo darles acceso a nuestros hijos a la tecnología y qué tan peligroso puede ser esto?
La Tecnología es un tema controversial entre psicólogos y pedagógos de todo el mundo. Algunos sostienen que la tecnología integra al niño al mundo y lo prepara para futuros retos, mientras otros aseguran que la tecnología promueve el pensamiento fácil y no estimula el razonamiento y el desarrollo intelectual del niño. Justo en este punto radica el debate.
La Tecnología no es buena ni mala, es sólo una herramienta para lograr un fin. Sin embargo, ese fin nunca debe ser eliminar el aburrimiento o entretener al niño para que no haga travesuras y nos deje trabajar o seguir con nuestras labores. Cuando la tecnología se utiliza con esa finalidad, entonces se afecta el desarrollo intelectual del niño.
Por lo anterior, es muy importante que los padres no recurran a los celulares o las tablets para “idiotizar” a sus hijos y los dejen trabajar, platicar o seguir con sus actividades. Con esta solución, bloqueamos la capacidad inventiva del niño y no permitimos que su mente haga un esfuerzo por encontrar soluciones o caminos para desaburrirse.
Es muy importante que los padres no recurran a los celulares o las tablets
para “idiotizar” al niño
La Tecnología puede beneficiar al niño, cuando a partir de los 5-6 años se utiliza como una herramienta didáctica, que promueva destrezas particulares, utilizando juegos supervisados como memoramas, rompecabezas, juegos de letras y números, etc… Siempre, con el acompañamiento y control de sus padres o algún adulto.
El uso de la Tecnología puede ser peligroso en niños de cualquier edad, sobretodo si hay acceso libre y los dispositivos están conectados a internet.
Con una conexió abierta, el niño puede, con un sólo clic, abrir redes sociales o buscadores de videos abiertos, y es ahí cuando los padres pierden el control del contenido que encuentran sus hijos. Esto, definitivamente, no es nada saludable ya que la información que se mueve en las redes sociales y los buscadores de video no siempre está dirigida a ellos, simplemente por no ser el medio idóneo para su desarrollo y estimulación.
Aún en canales de video infantiles o páginas para niños, el contenido no siempre es el adecuado porque su finalidad no es el desarrollo de los niños, sino el entretenimiento y el alcance.
Como lo dijimos al inicio de este artículo, el uso de la Tecnología es un tema controversial entre Psicólogos y Pedagógos, algunos fomentan su uso en hogares escuelas, mientras que otros lo prohiben tajantemente. Aunque, por supuesto, siempre será decisión de los padres recurrir o no a estas herramientas.
Actualmente, existen modelos pedagógicos que evitan el uso de la tecnología en niños, simplemente por que fomenta el pensamiento fácil y no estimula capacidades y destrezas necesarias para su sano desarrollo.
La salud mental de un niño siempre debe apoyarse en actividades al aire libre y, de vez en cuando, enfrentarse al aburrimiento para inventar nuevos caminos.
Independientemente de los modelos psicológicos y pedagógicos que existen, la salud mental de un niño siempre debe apoyarse en actividades al aire libre, juegos que fomente sus capacidades y destrezas, actividades que los motiven a superar sus limitaciones y, además, enfrentarse de vez en cuando con el aburrimiento para que su mente se force a inventar caminos nuevos y divertidos.
Por todo lo anterior, recomendamos que, si los padres deciden que sus hijos utilicen la tecnología, su uso sea muy controlado, tanto en contenido como en horarios. Los padres debe poner reglas ser muy estrictos en su cumplimiento. Sin perder de vista que la tecnología no es una instrumento para desaburrirlos ni convertirlos en esclavos de una pantalla, sino una herramienta que debe usarse con inteligencia y acompañamiento para lograr objetivos claros y acordes con su edad y nivel de desarrollo.