
¡¡¡Hola de nuevo!!! En esta ocasión te hablaré de una idea muy difundida entre la gente que teme elegir a la HIPNOTERAPIA como método para mejorar su salud mental y física (de esto último hablaremos en otra ocasión) así como de crecimiento personal.
La pregunta que hacen las personas que acuden a nosotros es: ¿…y me voy a quedar dormida (o)? La respuesta es no. El estado hipnótico, según afirmaba Milton H. Erickson, es un estado natural, tan cotidiano en la experiencia de todos nosotros como el estar despiertos o dormidos (por esta razón a la Hipnosis Ericksoniana se le conoce como Hipnosis Naturalista), sin embargo a nivel de ondas cerebrales registradas con electroencefalógrafo, las ondas que sustentan el estado hipnótico son diferentes a las ondas que se registran durante el sueño, aunque a nivel personal sea interpretado como que el individuo se queda dormido sin estarlo fisiológicamente hablando.
Cuando una persona ingresa al estado hipnótico, su cerebro se encuentra registrando ondas Theta, es decir, ondas cerebrales que indican en el individuo se encuentra en profundo estado de concentración y a éste lo acompañan una serie de cambios en los niveles físico, emocional y cognitivo.
Durante una sesión hipnoterapéutica son varias las señales que, a nosotros los profesionales, nos indican que el consultante está en estado hipnótico. No te los comento porque no todas las personas presentan los mismos signos y algunos de ellos dependen de la muy particular forma de reaccionar de cada individuo (signos idiosincráticos).
Tratando de ser más clara, explicaré lo anterior con ejemplos que espero te sean más útiles.
Aunque no lo creas todos nosotros hemos estado en diferentes momentos de nuestras vidas en la antesala de un estado hipnótico , es decir, en un estado mental que se asemeja mucho a la experiencia de estar hipnotizado y añado, es mucho más común de lo que tú crees.
Ejemplo 1. Cuántos de nosotros, yendo en transporte público, ya sea parados o sentados, después de una jornada laboral intensa o en aquellos días en donde las horas de sueño reparador no han sido suficientes, nos quedamos dormidos durante el trayecto a nuestro destino. ¿Te ha pasado? A mi sí. Acto siguiente, como por arte de magia te despiertas justo en la estación, parada, destino, sin que nadie te avise.
Eso estimado(a) lector(a), de forma muy similar, ocurre en la un trance hipnótico. Tú sientes y crees que te quedas dormido (a), sin embargo en el cerebro ocurre un fenómeno muy interesante. Por una parte las ondas cerebrales indican que estás relajado (a) que estas en un nivel diferente al estado de vigilia (aunque no dormido) pero por otro lado no has perdido la conciencia de dónde vienes, a dónde vas, quién eres, qué haces en ese lugar. Pareciera como si las funciones cerebrales se dividieran, por decirlo así. Por un lado tu cerebro está satisfaciendo tu necesidad básica de descanso sin estar plenamente durmiendo y por otro mantiene tu información personal activa. ¿Acaso no es fascinante?
Ejemplo 2. Tengo la fortuna de trabajar en un hospital en el área de internamiento, Ahí observo a los pacientes que muy frecuentemente presentan la conducta que a continuación comentaré y la cual la mayoría de nosotros hemos presentado. Cuando estás pasando un periodo intenso en tu vida es común que el cerebro se tome sus pausas (una disculpa por mi terminología no científica). Durante los largos días de hospitalización, es fácil ver cómo algunos pacientes, por momentos parecieran ausentes, es decir, como que su atención está en otro lado. Están con los ojos abiertos y sin embargo, les llamas por su nombre y en ocasiones no reaccionan hasta que ocurre algo atrae nuevamente su atención. La anterior es una experiencia no privativa de los hospitales. De forma cotidiana hay momentos en que tu atención se va a quién sabe dónde y a veces te tienen que hablar fuerte para llamar tu atención.
Si te fijas en ese momento, era un estado de profundo contacto contigo mismo(a), donde no había ninguna molestia ni distracción además de resultar totalmente placentero. Esto es muy parecido a lo que ocurre en el trance hipnótico.
Resumiendo, el estado hipnótico no es algo desconocido en la experiencia humana cotidiana, es un estado natural de la mente. El temor o la vergüenza a perder el control (no estar 100% atento y consciente de lo que uno hace) ante un extraño (psicólogo o psiquiatra Hipnoterapeuta), es en ocasiones, la verdadera razón por la que la gente que se opone a intentar solucionar dificultades por medio de la hipnoterapia.
Y tú, ¿por qué no lo intentas?
Hola de nuevo!!! En esta ocasión te hablaré de una idea muy difundida entre la gente que teme elegir a la HIPNOTERAPIA como método para mejorar su salud mental y física (de esto último hablaremos en otra ocasión) así como de crecimiento personal.
La pregunta que hacen las personas que acuden a nosotros es: ¿…y me voy a quedar dormida (o)? La respuesta es no. El estado hipnótico, según afirmaba Milton H. Erickson, es un estado natural, tan cotidiano en la experiencia de todos nosotros como el estar despiertos o dormidos (por esta razón a la Hipnosis Ericksoniana se le conoce como Hipnosis Naturalista), sin embargo a nivel de ondas cerebrales registradas con electroencefalógrafo, las ondas que sustentan el estado hipnótico son diferentes a las ondas que se registran durante el sueño, aunque a nivel personal sea interpretado como que el individuo se queda dormido sin estarlo fisiológicamente hablando.
Cuando una persona ingresa al estado hipnótico, su cerebro se encuentra registrando ondas Theta, es decir, ondas cerebrales que indican en el individuo se encuentra en profundo estado de concentración y a éste lo acompañan una serie de cambios en los niveles físico, emocional y cognitivo.
Durante una sesión hipnoterapéutica son varias las señales que, a nosotros los profesionales, nos indican que el consultante está en estado hipnótico. No te los comento porque no todas las personas presentan los mismos signos y algunos de ellos dependen de la muy particular forma de reaccionar de cada individuo (signos idiosincráticos).
Tratando de ser más clara, explicaré lo anterior con ejemplos que espero te sean más útiles.
Aunque no lo creas todos nosotros hemos estado en diferentes momentos de nuestras vidas en la antesala de un estado hipnótico , es decir, en un estado mental que se asemeja mucho a la experiencia de estar hipnotizado y añado, es mucho más común de lo que tú crees.
Ejemplo 1. Cuántos de nosotros, yendo en transporte público, ya sea parados o sentados, después de una jornada laboral intensa o en aquellos días en donde las horas de sueño reparador no han sido suficientes, nos quedamos dormidos durante el trayecto a nuestro destino. ¿Te ha pasado? A mí sí. Acto siguiente, como por arte de magia te despiertas justo en la estación, parada, destino, como gustes llamarle y sin que nadie te avise.
Eso estimado(a) lector(a), de forma muy similar, ocurre en la un trance hipnótico. Tú sientes y crees que te quedas dormido (a), sin embargo en el cerebro ocurre un fenómeno muy interesante. Por una parte las ondas cerebrales indican que estás relajado (a) que estas en un nivel diferente al estado de vigilia (aunque no dormido) pero por otro lado no has perdido la conciencia de dónde vas, a dónde vas, quién eres, qué haces en ese lugar. Pareciera como si las funciones cerebrales se dividieran, por decirlo así. Por un lado tu cerebro está satisfaciendo tu necesidad básica de descanso sin estar plenamente durmiendo y por otro mantiene tu información personal activa. ¿Acaso no es fascinante?
Ejemplo 2. Tengo la fortuna de trabajar en un hospital en el área de internamiento, Ahí observo a los pacientes que muy frecuentemente presentan la conducta que a continuación comentaré y la cual la mayoría de nosotros hemos presentado. Cuando estás pasando un periodo intenso en tu vida es común que el cerebro se tome sus pausas (una disculpa por mi terminología no científica). Durante los largos días de hospitalización, es fácil ver cómo algunos pacientes, por momentos parecieran ausentes, es decir, como que su atención está en otro lado. Están con los ojos abiertos y sin embargo, les llamas por su nombre y en ocasiones no reaccionan hasta que ocurre algo atrae nuevamente su atención. La anterior es una experiencia no privativa de los hospitales. De forma cotidiana hay momentos en que tu atención se va a quién sabe dónde y a veces te tienen que hablar fuerte para llamar tu atención.
Si te fijas en ese momento, era un estado de profundo contacto contigo mismo(a), donde no había ninguna molestia ni distracción además de resultar totalmente placentero. Esto es muy parecido a lo que ocurre en el trance hipnótico.
Resumiendo, el estado hipnótico no es algo desconocido en la experiencia humana, es un estado natural de la mente. El temor o la vergüenza a perder el control (no estar 100% atento y consciente de lo que uno hace) ante un extraño (psicólogo o psiquiatra Hipnoterapeuta), es en ocasiones, la verdadera razón por la que la gente que se opone a intentar solucionar dificultades por medio de la hipnoterapia.
Y tú, ¿por qué no lo intentas?