
En los últimos días he observado en redes sociales una inmensa cantidad de post, movimientos, códigos, símbolos como pulseras en mano, aplicaciones como “we help”, alzando la voz y juntando las manos para hacer un llamado a la población en general, con marchas como la que hubo este 2 de febrero en el centro de la Ciudad de México de mujeres y hombres caminando del monumento a la madre rumbo al zócalo capitalino con un único objetivo general compuesto de otros múltiples en una protesta en contra de los secuestros y feminicidios, este también parece un llamado al gobierno como detonante y donde la gente deposita su hartazgo después de una larga historia de estos casos, como sucedía desde hace más de 2 décadas en Ciudad Juárez, por ejemplo… para hacer visible el descontento de la ciudadanía con el tema que se ha convertido en una pandemia mundial y que en pleno 2019 no se erradica, por el contrario las cifras se mantienen e incluso aumentan, parece que la moción que mueve a cada quién es muy particular, ya sea porque han vivido algún tipo de ataque o alguien de sus seres queridas o conocidas, o incluso podría ser por la psicosis infundada con una buena razón de lo que vemos constantemente en noticieros, y redes sociales.
Habemos personas que desde nuestra trinchera día a día nos mantenemos trabajando en cuestiones de género, el problema de la desigualdad (que creo que es de donde parte todo esto), el patriarcado que ha dado gran poder al género masculino dejando desprovisto y en una imagen de vulnerabilidad al género femenino, (como es también conocido el caso de los niños, los ancianos, los indígenas y los discapacitados, y donde entramos las mujeres), y que creemos que esta idea que siempre parte de un desequilibrio en el ejercicio de poder y desigualdad en oportunidad de accesos, ya que una de las dos partes tiene ya sea mayor fuerza física o mayor edad, o poder económico o político.
En el caso específico de las mujeres pareciera que es una idea instaurada, que poco a poco nos ha ido posicionando en el lugar donde estamos y que por eso ha costado tantos años poder equilibrar la situación y sigue costando, pues se ha dado por hecho que las cuestiones de maternidad y roles en casa le han de corresponder solo a una.
Es por esto que me parece que el principal antídoto para poder erradicar o continuar con esta lucha de la violencia contra la mujer y que incluso aplica contra cualquier tipo de violencia, entiéndase como el lugar donde siempre una de las dos partes se encuentra en una situación de desigualdad, es la información y la educación.
Me pregunto si todos estos movimientos realmente tengan impacto, me gustaría pensar que por pequeño que sea, la respuesta sea sí, y que poco a poco logremos un día salir a la calle sin miedo, trabajar aspirando a los mismos puestos, y que nuestras hijas e hijos puedan vivir relaciones más sanas y equitativas, y que el otro porcentaje (el que no entre en el impacto generado por estos movimientos) se pueda complementar con una firme educación; pues bien decía Nelson Mandela que “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, claro, aquí cabría mencionar que la educación muchas veces depende de la época, zona y contexto que tenga quien educa o transfiere conocimientos.
La propuesta es que sea con una visión de equidad de género, saliendo de la “visión de túnel, donde de acuerdo a nuestra historia aprehendemos como la palabra lo dice, sujetando a nuestro modo de actuar y pensar de acuerdo a los cánones establecidos un estigma o estereotipo único de cómo son las cosas.
Por su parte, propone George Washington Carver que “la educación es la llave para abrir la puerta de oro de la libertad” y creo que esta encaja en la totalidad, pues lo que al fin de cuentas se ha buscado es salir de la opresión e invisibilidad en la que se ha vivido a lo largo de todos estos años.
Confiemos en las pequeñas acciones de día a día, caminemos hacia un horizonte donde se pueda vivir en la libertad sin la necesidad de oprimir, violentar o desaparecer a nadie.
“La maté por porque era mía”: la violencia contra la mujer nace del miedo
Porque como bien dice el escritor Uruguayo Eduardo Galeano “Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’, así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”, y la educación es un arma que bien empleada se convierte en miedo para los confundidos que creen que podrán continuar sobajando a la mujer al hombre; pues si bien es un camino que se va construyendo poco a poco, mantengámonos informadas sobre nuestros derechos, quitémonos esa venda de los ojos y ese miedo a no poder salir adelante, y sobretodo eduquemos a los que vienen detrás de nosotros que como esponjas están adquiriendo todos nuestros pasos a través del ejemplo, pues será de ellos el mañana y nosotros podremos dejar si o si una huella en su educación.
Recuerda que puedes externar tus dudas y podemos ayudarte a adquirir la información necesaria para que tengas mayores herramientas y educación sobre el tema, pues puede salvarte.
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