Siempre he pensado que existen tres decisiones fundamentales en la vida, la primera es: ¿Qué voy a estudiar? La segunda ¿me voy a casar y con quien? Y la tercera ¿Si voy a tener hijos? Estas son tres circunstancias que dan un giro de 180 grados a nuestra vida y cuyo desarrollo configura gran parte de nuestra personalidad.
La elección profesional es una extensión de nosotros mismos, cuando nos graduamos nos llaman licenciados, doctores, maestros etc…Y ese titulo se convierte en una parte importante de nuestra identidad, lo convertimos en nuestro tercer nombre de pila. ¿Te has percatado de eso?
El éxito profesional depende de muchos factores, uno de ellos es que tengamos las aptitudes necesarias para destacar en nuestra actividad…
Cuando estamos en la etapa de elegir que estudiar, nos dan clases de elección vocacional, nos dicen cuales son las carreras disponibles y cuáles son los beneficios de estudiar tal o cual carrera, pero por lo menos en mi experiencia nunca nos dicen si tenemos posibilidades de triunfar en nuestra elección ni qué herramientas internas necesitamos para conseguir el éxito.
El éxito profesional depende de muchos factores, uno de ellos es que tengamos las aptitudes necesarias para destacar en nuestra actividad, es decir que nuestras habilidades de pensamiento concuerden con las habilidades que la profesión requiera. Si quieres ser contador, tienes que ser bueno en matemáticas; si quieres ser abogado, debes tener buena memoria y capacidad de análisis y síntesis etc., etc..
Pero, ¿qué sucede cuando a pesar de tener todas estas habilidades no podemos ser plenos en nuestra profesión?, ¿Cuando por mas que lo intentamos nos conseguimos el reconocimiento necesario para sentir que estamos en el lugar correcto?
Me parece que la respuesta se encuentra en nuestra personalidad. Muchas veces tenemos la capacidad intelectual, pero hay algo que siempre esta interfiriendo en nuestro desarrollo. Algo que nos detiene y nos frena.
La forma en la que percibimos al mundo y la forma en que nos percibimos a nosotros mismos interfieren en la forma en que nos aproximamos a nuestros objetivos. Obviamente, si acudes a un abogado y este no tiene presencia, esta desaliñado, habla despacio o peor aun ¡es tímido! probablemente buscarás otras opciones, alguien que te inspire confianza, y la confianza del solo se consigue si eres capaz de proyectarla, confiando en ti mismo
No podemos concebir un abogado tímido, pero aun así los hay, y es en estas contradicciones que el éxito se limita.
Muchas veces escogemos una carrera por satisfacer a los demás, por seguir la tradición de la familia o por pensar que en esa profesión se gana mucho dinero, sin tomar en cuenta si lo que somos nos ayudará triunfar.
Si una persona es naturalmente tranquila, y no le gustan los problemas, no podrá funcionar en una carrera en donde la confrontación sea la forma de funcionar; una persona naturalmente sensible podrá ser una buena psicóloga o pediatra;.una persona analítica podrá ser buen doctor y existen rasgos de personalidad que por más que lo intentemos no podremos desarrollar ¿porque no enfocarnos en cuidar y cultivar nuestros potenciales en vez de tratar de confrontarnos con nuestras debilidades?
Me parece que tenemos que empezar a pensar en nosotros mismos para poder ser exitosos en cualquier ámbito de nuestra vida. Si me quiero casar, preguntarme ¿sirvo para el matrimonio? Si quiero tener hijos ¿tengo las características necesarias para ser madre?
Si te encuentras atorado, piensa en ti mismo, busca, encuéntrate, siempre es tiempo de hacer las cosas diferentes
Gracias por leerme, ¡hasta la próxima!