El Niño Emperador es aquel niño que desafía y amedrenta a sus padres o figuras de autoridad. Que no cuenta con la capacidad de tolerar y por lo regular ha tenido una crianza permisiva desde muy pequeño.
Un niño emperador no nace, se hace a través de lo que se le permite, esto claro, de manera inconsciente en cierto grado por parte de los padres, ya que a través de lo que ellos aprenden y se les tolera van desarrollando conductas y comportamientos para conseguir lo que desean a costa de todo. No hay filtros ni limites que midan sus acciones.
Esto en la actualidad es muy común. Es una especie de disparos emocionales por parte de los niños para que se cumplan sus demandas en la inmediatez. Y son muchos los factores que pueden detonar que los niños sean violentos, agresivos y demandantes con la sociedad en específico con sus padres o abuelos.
Educar bajo el perfil de culpa es uno de los factores primordiales del síndrome del niño emperador porque hoy en día la exigencia social y laboral inclina a los padres a trabajar durante largas jornadas y que esto los orille a tomar medidas diferentes para el cuidado de los hijos, lo cual representa menor convivencia y recreación entre padres e hijos y en el momento de estar con ellos sentir que no tienen el derecho ni la autoridad para llamarles la atención por sus actos o bien negarles algo para que no se sientan mal o los dejen de querer.
Aunado a esto está la práctica constante de comprar todo lo que los niños piden usando esto como una medida compensatoria de crianza por el poco tiempo de convivencia. Y yo les pregunto ¿realmente lo material puede suplir la compañía de alguien?. Esto evita pensar que toda persona a cierta edad necesita de sus padres y del cariño y atención de la gente con la que vive.
Los niños requieren padres funcionales que detecten el disparo de emociones que provoca la falta de tolerancia y límites ante la crianza., así como las reacciones ante las perdidas.
Otro punto fundamental es el miedo que se les tiene a los hijos por las reacciones de estos ante un castigo o consecuencia de sus propios actos, esto conlleva a una crisis de autoridad por parte de los cuidadores que les hace sentir que son los peores padres del mundo. Y les digo algo, no hay un manual para educar y criar a un ser humano, los propios hijos y la intuición de los progenitores es lo que les va enseñando día con día, porque si bien, aunque se tenga una asesoría o muchos amigos que den consejos lo que se vive dentro de una familia es único y de ahí partirán todos los valores o conductas permisivas que los niños tendrán en el entorno escolar y social.
Un niño sin límites no tendrá la capacidad de decidir entre lo que es correcto y no dentro del mundo donde se desenvuelve, crea niños débiles ante las adversidades de la sociedad y esto puede terminar en tragedias como las que se ven diario, como suicidios, violencia masiva, ataques y agresiones escolares y familiares que solo llevaran a preguntarnos que hay internalizado en todos esos niños que a través de conductas disruptivas expresan que algo se ha sembrado en su interior.
En esto no se trata de encontrar culpables, sino de actuar en pro a rescatar los valores y los límites saludables que toda persona necesita desde edades pequeñas.
• Demanda atención excesiva
• Tiene poca o nula tolerancia a la frustración
• No expresa sus emociones con asertividad
• Manipula mis decisiones y las de la familia
• Tiene relaciones interpersonales pobres
• Tiene reacciones desproporcionadas frente a una situación común
Si te identificas con algo de esto, ¿qué puedes hacer?
Ante todo identifica primero que es lo que está ocurriendo en el niño y pide ayuda, acércate con profesionistas expertos en temas de desarrollo infantil y de crianza.
Observa si estas conductas son repetitivas en diferentes contextos y reflexiona sobre qué tipo de crianza tienes hasta el momento y pon manos a la obra si sientes que necesitas un cambio.
Recuerda que lo más importante dentro del desarrollo infantil no es la cantidad sino la calidad de tiempo y atención que les regalemos.
Y practica el NO. Porque también decir que no es una forma de Amar.
Te invito a realizar el siguiente Test para conocer el nivel de permisividad con el que estás educando a tus hijos y, con tu resultado, recibas recomendaciones prácticas para mejorar.